Erigido como faro luminoso en el cabezo de Santorcaz, orienta e ilumina a través del tiempo; pues guarda en su interior el corazón de todos sus cascantinos, su perla más hermosa, la Santísima Virgen del Romero
Existen documentos que demuestran que años antes a la reconquista de todo el valle del Queiles por el rey navarro Alfonso El Batallador existía una comunidad cristiana cascantina. En 1134 el rey García Ramírez, el restaurador, tras la separación del reino de Navarra con respecto Aragón, convierte a Cascante en un punto estratégico defensivo de frontera entre los dos reinos