La ruta discurre por las inmediaciones de Lituénigo, y nos muestra parte de los oficios que se desarrollaban en esta localidad del Somontano del Moncayo, con diferentes hitos indicándonos la temática con la que nos vamos a encontrar en cada parte de este recorrido
Nos situaremos en la plaza de la iglesia junto al museo de los oficios para continuar por la calle San Martín hasta llegar a los antiguos Corrales
Estos corrales localizados en las afueras del pueblo de Lituénigo nos reciben con sus muros de mampostería,
y nos enseña qué cerca teníamos nuestros ganados de los hogares de las tierras del Moncayo en un tiempo no muy lejano
Muy cerca de los corrales nos encontramos con Los Huertos, donde se siguen cultivando los cardos de la forma más tradicional, y otros tipos de cultivos, que en la actualidad han ido evolucionando con las diferentes técnicas de cultivo
Seguimos avanzando en nuestra escapada, y llegamos a Los Muros, que tradicionalmente se realizaban para ganar superficie de cultivo, y sujetar el suelo, nivelándolo para la obtención de un mayor rendimiento
A continuación aparecen Las Acequias, que distribuyen el agua del Moncayo en diferentes ramales para alcanzar la mayor superficie de regadío posible
El hombre puede cultivar vastas extensiones de terreno sin necesidad de un esfuerzo mayor
Desde San Martín de Moncayo y Lituénigo transcurre el barranco de la Huecha de San Martín por la amplia vaguada de La Valluenga
Ascenderemos ligeramente por la senda que nos lleva a los bosques de carrascas y áreas de secano donde los tomillos y romeros son los amos del aroma
Aromas que recuerdan a mi infancia cuando recorría estos parajes en compañía de mis padres, aromas que perduran en el tiempo y que me acompañan en mi camino
En nuestro camino nos detendremos por un momento para observar a las abejeras o colmenares, donde las abejas nos proveían de la deliciosa miel de las plantas aromáticas que por estas tierras florecen año tras año
Recuerda "no molestes y respeta a las abejas"
Muy cerca accederemos a través de unos campos de cultivo al mirador de la Encina Centenaria, que nos muestra una de las mejores vistas del Moncayo que su somontano obsequia a todo aquél que se acerque a visitarlo
Esta espectacular encina con más de 14 m de diámetro de copa y 3 m de diámetro de tronco se ha convertido en todo un símbolo para el pueblo de Lituénigo
Los vecinos la muestran como un monumento incluido en los encantos de la población, como testigo fiel del paso del tiempo
Lugar donde podremos sentarnos y recrearnos en una de las mejores experiencias que la naturaleza nos ofrece, el silencio perturbado por el cantar del arrendajo y otras diferentes especies de aves cuando buscan las bellotas de esta encina
Siguiendo con nuestro trayecto nos encontramos con las zonas dedicadas a Los Leñadores y a los pastores, donde los bosques de carrascas fueron castigados para la extracción de la leña
Y donde un Abrevadero nos hace ver que estos eran los oficios más representativos de esta parte del Moncayo,
Un abrevadero en el cual el ganado hacia su última parada antes de entrar en Lituénigo, tras una larga jornada de trashumancia por los montes del somontano del Moncayo
Descendiendo ya hacia el pueblo podemos ver las antiguas Bodegas, excavadas en la solana para conservar la temperatura y así poder mantener en las mejores condiciones el vino que era fabricado para el consumo de estas gentes del Moncayo
Aquí finaliza nuestra interesante ruta de los oficios perdidos y ya de vuelta al pueblo de Lituénigo, no nos fuimos sin antes visitar el Museo del Labrador
"En la época en que los animales participaban en las labores agrícolas, los trabajos eran muy duros y se extendían a lo largo de todo el día. Hoy son un mero recuerdo de todo lo que aquello fue para las gentes que habitaban en este pueblo de Lituénigo"
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