El día 17 de enero celebramos la festividad de San Antón, patrón de los veterinarios, ganaderos y animales. Dedicó su vida a proteger y a curar a los animales
Patriarca nacido en Egipto bajo el seno de una familia acaudalada abandonó todas su posesiones para llevar una vida de ermitaño en el desierto. Vivió hasta los 105 años y fue enterrado por orden expresa de él en una tumba anónima
A él se debe el origen de la tradición monacal cristiana, su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en grupo de ermitaños
Viviendo en la más absoluta soledad y durmiendo en una sepultura, fue reiteradamente tentado por el demonio
Se le representa con un cerdito a sus pies, reflejando uno de sus hechos milagrosos
"Fue llamado por un rey para que exorcizara a su mujer y su hija. Dirigiéndose a palacio, una cerda que portaba en la boca a su pequeña y enferma cría se cruzó en su camino. Cuando se disponían a retirarla de la calle, el Santo les recriminó, aludiendo al derecho de todas las criaturas a implorar a Dios su salvación o la de sus hijos. Así, y solo después de haber curado a la cría de la cerda, siguió su camino para curar a la mujer e hija del rey"
Atributos del santo; la campanilla que lleva en su bastón, la letra griega TAU que lleva impresa en su manto, todos ellos indican la protección contra las enfermedades y la muerte súbita. La iconografía lo representa habitualmente con el hábito de los hospitalarios
Orden de los Caballeros del Hospital de San Antonio conocidos como los Hospitalarios o Antoninos fundada en el SXII se puso bajo su advocación. La orden de los Antoninos se dedicaron a la atención y cuidado de los enfermos con dolencias contagiosas como la peste, sarna, ergotismo... Se establecieron en varios puntos del Camino de Santiago donde atendían a los peregrinos afectados
Durante la Edad Media la orden de los Antoninos dejaban sus cerdos sueltos por las calles con una campanilla colgada al cuello identificativa de que eran de ellos para que la gente los alimentara con el fin de destinar la carne a hospitales o al cuidado de los enfermos todo lo que se recaudaba tras la venta
Una vez que la mitad del invierno ha pasado y que los días van alargando llega el deseo de la llegada del buen tiempo, de los días largos y del encendido de hogueras y luminarias. El fuego a través de los tiempos ha sido utilizado para combatir plagas, ahuyentar malos augurios, como símbolo de purificación de almas. En torno a la hoguera de San Antón se reúne el pueblo entero que habla, canta, comparte alimentos y se convierte en un lazo de unión entre familiares y vecinos
En todos los pueblos del Moncayo son numerosas las hogueras en honor a San Antón, los vecinos acuden con carne de la reciente matacía del cerdo, de la que se reserva el morcillón, en donde los vecinos entre cantos y risas comparten tan preciadas viandas
También en algunos pueblos como Tarazona, Santa Cruz de Moncayo encienden su hoguera en honor a San Antón y nos invitan a disfrutar de unas patatas asadas, tostadas de pan y vino
Es costumbre que algunos pueblos los más jóvenes blinquen la hoguera. En Malón se recuerda que algunos pisaban las brasas descalzos. En Bureta, si había parido algún animal, se debía blincar la hoguera para asegurar la buena fortuna del nuevo animal
Para festejar San Antón en casi todos los pueblos se llevaba a las caballerías y los animales al peirón dedicado al santo, para que le dieran tres vueltas mientras se rezaba un padrenuestro con el fin de asegurarse protección todo el año
El domingo los vecinos de Tarazona año tras año se acercan con sus animales hasta el barrio de San Miguel como manda la tradición para bendecirlos y celebrar la misa en honor a este Santo
A continuación, reparto de torta bendecida con moscatel a cargo de los vecinos del Puerto, y Procesión de las Monturas por distintas calles de Tarazona acompañada con caballos y los animales bendecidos hasta el peirón de San Antón situado frente la Iglesia de la Virgen del Río
En Torrellas los críos cantaban y bailaban alrededor del pilar de San Antón con la hoguera encendida
San Antón como era viejo
le cortaron el pellejo
y le hicieron un tambor
¡Viva, viva, San Antón
el que no mete tocino
no comerá morcillón!
En la localidad de Ágreda se ponían velas al santo de la Iglesia Magaña para proteger a la cochina destinada a la matanza. Y finalmente en la localidad de Los Fayos celebra sus jornadas de la matacía por San Antón, una fiesta que reúne alrededor del fuego a todos los fayanos
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